¿Por qué no hay Machis en Puelmapu?

m huelen2 El proceso de Salud-Enfermedad en la cultura mapuche es el resultado de un equilibrio o desequilibrio socio-psico-biológico y espiritual. Desde hace algunos años venimos trabajando en la recuperación y práctica de la medicina mapuche, como también en la visibilización de una práctica que el Estado Argentino ha clandestinizado, como es el ejercicio de la medicina de los pueblos originarios. Como es sabido, el pueblo mapuche fue despojado de su territorio, durante la campaña de Roca que provocó el genocidio y los sucesivos hechos legales, pero no legítimos que el Estado realizó, como por ejemplo: permitir la propiedad individual de las tierras; la prohibición de las manifestaciones culturales más primarias como hablar la lengua propia: mapuzungun.

El territorio sostiene la medicina mapuche, ya que la misma está íntimamente ligada a la tierra-territorio, en un caso para proveer de plantas medicinales, cortezas de árboles, raíces, minerales y en el otro caso, por los usos que se hacen del territorio, de los espacios sagrados, de los tipos de cultivos, de las aguas, etc.

¿Cómo puede el sistema de salud pública, en la gestión actual de la provincia de Bs. As simplificar la interculturalidad intentando una foto de un centro asistencial de salud en Bragado cuando no existe posesión real del territorio histórico, ni existe una identidad territorial que de cuenta de la organización tradicional social y política? Unos mapuches con un número de personería jurídica no es una comunidad. No lo es para la cultura mapuche porque allí no viven autoridades con sus roles tradicionales ratificados bajo la normativa mapuche: az mapu.

La cultura mapuche se ha forjado desde hace más de 12000 años y ha construido un sistema de salud propio. Los agentes de la medicina son la/el Machi (shaman Mapuche), gütamchefe (componedores de huesos), Bawehtuchefe (yerbateros), püñenelchefe (Matronas), quebradores de empacho. Todas las familias mapuches es decir el pueblo en su conjunto, tiene o tenían saberes medicinales. Aún hoy, es posible reavivar estos conocimientos entre nosotros para curarnos o sanarnos, esto es una capacidad propia de las familias mapuches, ya que el enfermo/a siempre es una responsabilidad comunitaria y familiar. No es expulsado o derivado para que otros resuelven su problema de salud sino que la propia familia ampara, protege y cura a quien no está completamente equilibrado.

La figura y el rol de machi merecen una particular atención, ya que su función al interior de la cultura es de relevancia central – no por casualidad la campaña genocida de Roca, se propuso como primer objetivo de ataque hacerlas desaparecer-, porque ellas/os mantenían la cohesión comunitaria y la fortaleza espiritual. Aún está fresca en la memoria de nuestros abuelos el sangriento desenlace del ultimo gijatun dirigido por una machi en nuestro territorio, hoy llamado Los Toldos, que terminó en una masacre llevada adelante por el ejército. Fue la última gran ceremonia porque se produjo la desaparición de la ultima machi.

La pregunta que nos hacemos hoy, la generación que sobrevivió al exterminio, es ¿por qué este ataque a la machi? Como algunos sabrán, mapuche significa gente de la tierra en un sentido literal, pero es mucho más profundo que eso, porque tiene el sentido de gente que vive enraizada en el universo. Eso nos dicen los abuelos/as. Por lo tanto, cuando decimos tierra, estamos hablando de un todo, donde la diversidad de fuerzas naturales constituyen las leyes sobre las cuales se sostiene la vida, todas las vidas, a cuya semejanza se reproduce la sociedad mapuche y la vida cotidiana profundamente espiritual. La persona encargada de mantener el vinculo con este orden natural es el o la machi.

Otra condición que debe cumplir un/a machi es la de hablar perfectamente el mapuzungun (el habla de la tierra) que es la lengua con la cual se establece el vínculo con la diversidad de vidas en el universo. En el territorio histórico mapuche del este de la cordillera, hoy llamado Argentina, no existen machis. Si fuera cierto que existen 200 machis (como han declarado funcionarios de la cartera sanitaria en la provincia de Bs. As) en Argentina, los cuales se han reunido con ellos, este país sería mapuche. Este país sería mapuche. Nosotros queremos creer que algo está cambiando en Argentina, y que no es solo cliché o un slogan electoralista. Por ahora, el destello de la provincia de Bs. As en salud pública sigue siendo copia fiel del populismo más vulgar que fue durante los ’90.

Algunos organizaciones mapuches en Puelmapu, este de la cordillera, miramos y estudiamos las experiencias desarrolladas del otro lado de la cordillera, gulumapu, hoy Chile, donde se han iniciado procesos desde hace al menos 10 años algunos de manera autónoma, otras financiadas con recursos públicos, el desarrollo de modelos de atención en salud complementaria, donde puedan coexistir los dos tipos de medicina, en el mismo rango jerárquico, con el mismo nivel de reconocimiento y valorización de los dos saberes y paradigmas culturales, donde ninguno sea el pie para avalar el otro sistema sino la coexistencia de dos modos de tratar la salud-enfermedad, entender el origen de esta última.

No estamos diciendo que estas son experiencias replicables exactamente en el este de la cordillera. Solamente las estamos tomando como puntos de partida, ya que conocemos sus luces y sombras. Para mayor información ver las experiencias de Centro de Boroa Filulawen, Hospital Intercultural Makewe-Pelale, Hospital Intercultural de Nueva Imperial.

En Los Toldos, estamos trabajando con familias mapuches que practican la propia medicina, con bawehtuchefes (hierbateros) y asesorados por machis de gulumapu forjando un proceso para el desarrollo de un Centro de Salud Mapuche (ver proyecto de ley de expropiación Nro 1106-D-0708 H. Cámara de Diputados de la Pcia de Bs. As) que sobre todo sea mapuche antes que intercultural, para fortalecer la identidad a través de la medicina, promover el uso de plantas medicinales, capacitar equipos de salud con un enfoque sociocultural y dejar atrás las patologías que el genocidio provocó en nuestras familias, ligado siempre a la recuperación de nuestro territorio, que en su momento fueron 16.000 hectáreas y hoy son menos de 1.000.

Algunos periodistas suelen caer en la improvisación cuando se refieren a temas de índoles etnocultural. Ellos, que suelen hablar del rigor científico, rápidos en el titular pero no en la búsqueda de la información veraz, deberían reparar la falta a la verdad, al menos por seriedad profesional. La medicina mapuche se sostiene por y en el territorio; me lo confió la luna nueva en esta noche / Azkintuwe

* Miembro de la Organización Mapuche Epu Bafkeh, Los Toldos.

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