El Nuevo Ciclo de la Madre Tierra

jmrebolledo44Desde tiempos inmemoriales los pueblos indígenas han identificado los equinoccios y solsticios, correspondientes a la trayectoria del Sol, examinando el comportamiento de su entorno natural. De acuerdo a esas observaciones, trazaron calendarios anuales que les permitieron llevar una convivencia armónica con la naturaleza. La profunda espiritualidad indígena está directamente relacionada con la naturaleza que es la que da la vida.

Fecha clave en esta concepción de mundo es el solsticio de invierno, que marca el inicio del nuevo ciclo de vida. En el hemisferio sur esto ocurre en el mes de junio, entre los días 20 y 24.

Los calendarios Aymara, Quechua, Likan Antai, Rapa Nui y Mapuche, consideran los movimientos del Sol y la Luna para establecer los tiempos de la siembra y la cosecha, celebrando las ceremonias espirituales de agradecimiento correspondientes a cada proceso productivo.

¿Qué significa el Año Nuevo Indígena?
El solsticio de invierno es considerado por los pueblos indígenas como un renacer. Es el período del año en que la naturaleza se renueva. Ha finalizado la época de cosecha y el descanso necesario de la tierra y está preparada para su nuevo tiempo de fertilidad. Se acerca la siembra. Pronto, los brotes emergerán desde la tierra, los animales cambiarán su pelaje y el agua de los ríos se nutrirá de lluvias y deshielos. Este momento es visualizado como el tiempo en que “El sol emprende su camino de regreso” a la Tierra. Regresa la luz y, con ella, la vida en todo su esplendor.

La víspera del solsticio es la noche más larga del año, luego de ese momento clave y durante los seis meses siguientes, las noches se acortan y los días se alargan. En el ambiente hay más luz disponible y con ello mayor abundancia.

Pero no sólo la naturaleza se renueva, también los seres humanos. Al saberse parte de la naturaleza, los pueblos indígenas establecen con ella relaciones de reciprocidad.

La importancia de esta relación primordial se expresa en la identidad social, cultural y religiosa de los pueblos indígenas, siempre vinculada al culto de la naturaleza, a los elementos que la constituyen: el Sol (padre sol), la Tierra (madre tierra), los árboles como el Canelo o la Araucaria y los animales, todos sagrados en este mundo donde la vida es el mayor tesoro.

El Año Nuevo constituye un momento primordial en que ser humano y naturaleza pactan su vida en armonía, celebrando la ceremonia ritual del Año Nuevo o del inicio de un nuevo ciclo de vida.

¿Quiénes lo celebran?
Los pueblos de cultura andina: Aymara, Quechua y Likan Antai realizan ceremonias rituales del Año Nuevo. En ellas dan gracias a la madre tierra (Pacha mama) y al padre sol (Tata Inti) y le solicitan les traiga un año productivo y rico en animales y cosechas para la comunidad. Los Likan Antai ruegan a la Pata Hoiri (madre tierra) y las comunidades Kolla en los últimos años han realizado ceremonias con el mismo fin.

El pueblo Mapuche celebra el Año Nuevo dando gracias a la madre tierra (Ñuke mapu) por su generosidad y solicitándole sea benéfica con la comunidad en el año que comienza, que la tierra sea productiva.

Ceremonias Rituales
Aymara: Machaq Mara
Ceremonia conocida históricamente como el Marat’aqa o separación del año. Esta fiesta es un momento para corresponder con ofrendas a la generosidad de la Pachamama. Se hace un pago que es el reestablecimiento de la armonía.

Quechua: Inti Raymi
Es una fiesta de agradecimiento a la naturaleza y al astro solar que las culturas andinas heredaron de los Incas. A mediados del siglo XX y después que la conquista española suprimiera el rito, la Fiesta del Sol volvió al Cusco, su antiguo centro ceremonial.

Likan Antai: Fiesta del Agua
En muchos lugares de los Andes, cuando las lluvias se atrasan demasiado, se realizan ofrendas especiales para llamar a la lluvia con agua de mar o de manantiales grandes que no se secan nunca.

Mapuche: We Tripantu
También llamado Wiñoi Tripantu (regresa la salida del Sol). La ceremonia comienza antes que el Sol se oculte en el horizonte. Habitualmente se realiza durante la noche del 23 de junio, y se espera hasta el amanecer la llegada del «nuevo Sol que regresa» por el oeste. El ritual, que invoca a los antepasados, es dirigido por una machi o por el lonko del lugar.

Visibilización de los Pueblos Indígenas
Además de cumplir una función ceremonial y religiosa al interior de las comunidades, la celebración del Año Nuevo es una forma de visibilización sociopolítica de los pueblos.

Durante muchos años, estas ceremonias se hicieron en sitios apartados y con participación exclusiva de las comunidades, pues la ideología dominante privilegiaba las creencias cristianas por sobre otras. Sin embargo, todo rito tiene un carácter colectivo, un elemento que permite la cohesión interna del grupo y eso hace que muchas costumbres no desaparezcan completamente.

Hace 15 años un grupo de jóvenes mapuche re instala el We Tripantu como una forma de mostrar al resto de la sociedad que esta tradición no había muerto. Poco a poco, estas celebraciones rituales se han vuelto más populares y han ido tomando cada vez con más fuerza, espacios públicos como plazas de Temuco y parques de Santiago.

En el Norte Grande, muchas de las ceremonias tienen por escenario sitios aledaños a iglesias católicas edificadas sobre la base de otros terrenos sagrados para los pueblos originarios. El sentido ritual que tiene esta celebración, la aleja de la algarabía típica de una fiesta occidental y la hermana con rogativas ancestrales y religiosas donde priman una actitud respetuosa, de recogimiento y reflexión.

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