Pinturas Rupestres Patagónicas

cav madre

La expedición de las cavernas más australes del mundo ya tiene su primer hallazgo. Se trata de las que serían las primeras pinturas rupestres de los canales patagónicos. Una treintena de científicos conforma el desembarco en la isla Madre de Dios, en los canales patagónicos chilenos.

Bernard Tourte se desplaza por el mundo conviviendo con los extremos y las excepciones. Hace un año, estaba en una zona cercana al Mar Negro con un equipo de rusos y ucranianos. Tourte, como un espejo de Hillary y Tenzing en el Everest, descendía en la avanzada vertical junto a otros cinco exploradores por una sima que finalmente se convertiría en la más profunda jamás alcanzada. Eran 2.140 metros bajo el mar. Lo más cercano al centro de la tierra que se había logrado llegar descolgándose a través de una caverna. Ahora, Tourte no está tan cerca del centro de la tierra como del fin del mundo.

En la latitud 50 sur, entre los canales australes y el Pacífico, en medio de una nada en la que hay mucho menos paz de la que sugiere el nombre de la isla Madre de Dios. Seguramente, los exploradores españoles -que siguiendo la ruta de Magallanes alrededor del mundo dieron con esta isla- la bautizaron más que por fervor místico con una exclamación entre sorpresa y algo de temor: Madre de Dios (ojalá salgamos vivos). La zona es conocida como los 50 rugientes, en alusión a la latitud, al viento, que usualmente puede alcanzar ráfagas de 190 Km por hora, y a una lluvia que al final del año acumula 6 mil mm ( en un año normal en Santiago caen 350 mm).

Tourte es espeléologo, el nombre que se les da a los exploradores de cavernas, y encabeza una expedición de una treintena de científicos a esta isla de caliza de la Patagonia chilena. Un extremo más para una colección que incluye abismos y simas desde México a Papúa Nueva Guinea. Para él no se trata de un territorio desconocido, pues participó en la expedición anterior de 2000, que rindió tantos frutos como sembró tantas dudas. Los frutos fueron los descubrimientos y las dudas lo mucho que quedaba por descubrir. «Es una isla totalmente apartada del mundo, un laboratorio virgen con espectaculares formas de superficie esculpidas por la lluvia y el viento. Estas formas de trabajo de la roca son únicas». Lo dice Tourte, que tiene 12 países de excursión en el cuerpo. La relación de «un hallazgo abre muchas interrogantes» se volvió a dar este año durante la semana recién pasada, cuando a los cinco días de haber llegado a Madre de Dios, los exploradores dieron en una cueva con lo que serían pinturas kaweshkar (alacalufes, ver detalle en fotografía de la portada). Un registro inesperado de este pueblo de canoeros.

Para lograr dar a conocer el hallazgo, Tourte debió viajar hasta la base de la exploración, en la isla de Guarello, al sur de Madre de Dios. Otro paisaje extremo para su colección.

Guarello es el sitio de presencia humana más cercano a Madre de Dios. Allí, 60 mineros de la CAP en turnos de seis meses extraen piedra caliza, materia prima indispensable para la fundición de acero. Las instalaciones de la CAP -descritas por un científico francés como la idea que uno tendría de una base lunar- se han transformado en los cuarteles generales de la expedición y el refugio sin el que sería casi imposible la expedición espeleológica.

Desde allí, Tourte debe esperar que el satélite esté en el punto preciso para que la cobertura del celular le permita dar la noticia: «Hemos descubierto a primera vista 20 o 25 pinturas». En Punta Arenas, el antropólogo Nelson Aguilera cree que esto podría ser «el descubrimiento de la década».

cav madre El poblamiento de los canales del sur es una nebulosa sobre la que se tienen más hipótesis que certezas, y estas pinturas aclararían en algo el panorama «si se trata de pinturas de más de 4 mil años de antigüedad, porque lo que ya sabemos es que los indígenas ocupaban los archipiélagos del oeste desde hace 2 mil años» acota la arqueóloga Dominique Leguoupil. El clima y la geografía hacen difícil el trabajo de pesquisa de registros de los antiguos habitantes de los canales patagónicos.

Sería la primera vez que se logra encontrar una concentración de pinturas atribuibles a este pueblo canoero de recolectores marinos, según explica Aguilera. Porque si bien en Magallanes hay sitios con pinturas rupestres con una antigüedad de 4.000 años, no es posible determinar la cultura a la que pertenecieron sus autores. En este caso, sólo un pueblo de navegantes expertos como los kawèsqar pudo haber llegado a refugiarse en una de las cavernas imposibles de Madre de Dios y marcar presencia gráfica para la posteridad.

Un gran hallazgo a menos de una semana no está nada mal. Menos, si el origen de la expedición, que actualmente cuenta con el apoyo del gobierno francés y del gobierno chileno a través de la Comisión Bicentenario, tiene su origen en algo así como una tincada del científico francés Richard Maire que visitaba Puerto Natales en 1995.

Ese año, Maire escuchó de una isla de caliza en los canales. Una que en los mapas parecía no estar lejos de Natales, pero que en la práctica y dado el clima, era poco menos que atravesar el país. Si «caliza» es lo mismo que nada para el común de los mortales, para un espeleólogo como Maire es una carnada suculenta. La caliza es la materia prima de la que surgen las cavernas y los sistemas kársticos (ver recuadro), y si Madre de Dios era como se lo habían comentado, era terreno virgen para explorar las cavernas más australes del mundo. Maire se consiguió un bote, logró algún acercamiento y tras una primera expedición en 1997, formó un equipo de 25 expertos que se encargó de la primera gran expedición de 2000.

cav madre Lo que encontraron fue un paisaje de superficie que iba desde las tierras más bajas cubiertas por vegetales de la era secundaria, que se levantan como fósiles vivientes (nothofagus antarctica), formando una selva que crece sobre la roca hundiendo sus raíces en las fisuras de ésta. Un bosque que a medida que el terreno se eleva, se encoge y se transforma en una cubierta de bonsáis naturales que crecen horizontalmente a ras de suelo sobre la caliza que, finalmente, y despojada de vegetales, aparece como un glaciar esculpido por la lluvia y el viento.

En un mes y medio, se topografiaron 10.000 metros de galerías; los espeleólogos descendieron 376 metros en lo que nombraron como la Sima del Futuro, que se convirtió en la más profunda de Chile y la segunda más profunda de Sudamérica (después de la Sima de Milpo, en Perú).

La arqueóloga Dominique Legoupile descubrió una gruta con un enterratorio kawesqar de 4.000 años de antigüedad; se verificaron las marcas de cambios en los niveles del agua, que podrían ser pruebas del calentamiento global y un esqueleto de ballena yaciendo a seis metros del nivel del mar y a 150 de la entrada de una caverna.

¿Cuándo comenzaron a poblarse los canales? ¿Por qué cambió el nivel de la isla? ¿Cuándo se derritieron los glaciares? Cada descubrimiento son muchas más preguntas para geólogos, biólogos, antropólogos y un científico, etcétera.

La expedición de 2000 quedó inmortalizada en un reportaje de 20 páginas publicado por la National Geographic y alentó a la comunidad internacional de espeleólogos, que pronto comenzó a prepararse para una nueva expedición. «Todos nos conocemos, aunque no nos conozcamos», explica Marcelo Agüero, el coordinador chileno del proyecto en curso. Con su frase, Agüero hace referencia a que la tecnología facilita que la reunión de la comunidad cavernaria esparcida por los macizos de caliza del mundo se coordine para encontrarse en los sumideros más australes, aun sin haberse visto las caras con anterioridad.

El correo electrónico planificó el desembarco que comenzó el 16 de enero y que concluirá el 4 de marzo. Científicos franceses, chilenos, españoles, ingleses, canadienses, australianos, neozelandeses de las más diversas disciplinas, con 12 toneladas de material, forman el equipo que lidera Tourte, poniendo al servicio de los científicos las técnicas de descenso y exploración que comenzó practicar como deporte. «Mi objetivo es que los científicos tengan las condiciones para desarrollar sus estudios, poner a su servicio la técnica». Y de paso, sumar algún otro extremo a la colección.

CALENTAMIENTO GLOBAL

«Las cavernas son como salas climatizadas», explica Bernard Tourte. Una caracteríctica que las hace especialmente atractivas para investigar el calentamiento global.

«Por ejemplo, en Papúa, hemos notado que en diez años ha subido la temperatura del agua y automáticamente del aire de las cuevas», explica el espeleólogo.

Otra manera de investigar cambios pretéritos en las condiciones climáticas es a través de las estalactitas y estalagmitas, esas columnas que surgen del techo y el suelo de las cuevas producto de la disolución de la caliza por efecto del agua. «Cuando se encuentran algunas de esas formaciones, se pueden estudiar las condiciones primitivas del mismo modo en que se estudia el pasado de un árbol a través del corte del tronco». Las estalactitas guardan información de los cambios climáticos, «porque la velocidad de crecimiento está directamente en relación al aporte de caliza que lleva el agua».

Bernard Tourte explica que el equipo ha notado que el macizo que conforma Madre de Dios muestra marcas del nivel del mar entre tres y seis metros más alto que el nivel actual; «lo más lógico como explicación es que cuando los glaciares se fundieron, el macizo dejó de soportar su peso, elevando su nivel, y esto va a proporcionar información que tiene relación directa con el fenómeno del calentamiento y sus efectos».

MUNDO CAVERNÍCOLA

Veinticuatro años después de que su compatriota Julio Verne publicara «Viaje al centro de la Tierra» (1864), el abogado francés Edouard Alfred Martel comenzó una seguidilla de exploraciones subterráneas que lo transformarían en el padre de la espeleología moderna.

Entre 1888 y 1914, Martel rastreó el mundo subterráneo europeo dando a conocer al gran público cavernas que en la actualidad son atracciones turísticas (Bramabiau, Dargilan, en Francia; Cuevas del Drach en Mallorca y el abismo Gaping Gill en Inglaterra). Si el protagonista de la novela de Verne se internaba en las profundidades descendiendo desde la boca de un volcán, Martel lo hizo desde las cavernas, formaciones que surgen en zonas con características muy específicas definidas geológicamente con el termino Karst. Esta expresión utilizada universalmente tiene su origen en una región caliza entre Italia y Eslovenia donde se estudiaron por primera vez estos fenómenos.

Entre otras características de los sistemas kársticos se cuentan formas de relieve singulares formadas por la disolución química del agua sobre la caliza; escaso drenaje superficial, con la casi inexistencia de redes fluviales; esto se debe al predominio de la infiltración del agua en el terreno y a su circulación subterránea; abundancia de cuevas y simas, algunas de ellas actúan como puntos donde se pierden las aguas superficiales (sumideros), o como manantiales (surgencias). Justamente es el estudio y la localización de reservas de agua una de las motivaciones para las exploraciones espeleológicas, pero sólo una de ellas.

A través de la exploración de las cavernas se puede obtener información sobre el cambio climático, temas antropológicos, geológicos, la paleontológicos y estudios de minerales.

Expedición Última Patagonia 2006:

No Responses Yet to “Pinturas Rupestres Patagónicas”

  1. maria Says:

    más información

  2. Maria Eugenia Gazitua Says:

    Muy interesante exploración. Sin embargo, cada vez que se descubre algún rincón del planeta inexplorado, surge la preocupación en los amantes de la naturaleza, si ese hecho es el principio de su extinción.
    Ojalá a CAP no se le ocuurra extraer la caliza de la Isla Madre de Dios.

  3. Booby

    Un blog estupendo felicidades por el contenido !

Comments are closed.