Los Indígenas Kamëntsá del Valle de Sibundoy

Sin t  tulo 1 copia 01 Kabëngbe Botaman Ainanka Tsbatsanamama “Nuestra buena vida con nuestra madre responsable”
El pueblo indígena kamëntşá se encuentra asentado en el municipio de Sibundoy, que junto con otros tres municipios, Colón, San Francisco y Santiago conforman el Valle de Sibundoy ubicado en medio de las regiones naturales de la amazonía y los Andes del departamento del Putumayo (Colombia). Actualmente la población indígena se aproxima a un total de 4800 personas, no todos están actualmente residiendo en su sitio de origen, muchos han salido a diferentes lugares del país en la búsqueda de nuevos espacios ejerciendo la artesanía, la medicina tradicional, estudios universitarios, trabajos profesionales o simplemente quieren vivir en un lugar diferente.

Bajo el lema kamuentşá yentşang, kamëntşá biyáng, -“hombres de aquí, con lengua, pensamiento y sentimiento propio”-, los kamëntşá ejercemos la identidad expresando los sentimientos a través de nuestra propia lengua, donde la morfología de la palabra kamëntşá: ka -“aquí”- y mëntşá -“mismo”- nos permite estar conectados directamente con tsbatsanamama, que es el contexto espacial de lo verde, es el reino vegetal, es la “madre responsable”, porque de ella hemos nacido, somos plantas, por eso cuando morimos nos convertimos en semillas, y somos sembrados en fshantşé -“la tierra”- y bajo la luz de shinÿe -“sol”- y joashkonam – “luna”- recrean el ciclo reproductivo para volver a nacer, o como dijo el mayor “morimos para volver a nacer raíz”, la vida es tan tranquila que también hay alguien que nos acaricia, el viento; alguien que nos baña, el agua lluvia; no conocemos la soledad, estamos acompañados de los cantos de los pájaros; servimos de remedio para el que está enfermo, somos plantas para sanar y calmar el hambre; nuestros frutos frescos, calman la sed. En fin, éstas y muchas otras circunstancias son las que reinan en la vida, compartimos la experiencia entre uno y el otro, por eso tsbatsanamama, nos ha enseñado a convivir entre nosotros mismos, entre hermanos y hermanas, padres e hijos, es la máxima autoridad para expresar sentimientos y/o pensamientos y en los momentos más difíciles dejamos que ainan -“vida, corazón”- se comunique directamente con el corazón de la “madre responsable”, es en ese instante cuando sabemos escuchar y comprender las dificultades que suscitan en nuestra vida propia.

Tener la concepción propia de que venimos de tsbatsanamama es tener en cuenta que hay alguien que le ofrece compañía, le damos por nombre bëtsá, -“el ser mayor”- su mirada está siempre atenta sobre la piel de tsbatsanamama, es decir sus hijos somos todos los que tenemos la capacidad de observar lo alto, lo que está presente arriba, sabemos que hay comunicación entre bëtsá y tsbatsanamama, no es la pareja que se entiende por marido y mujer, bëtsá es un ser espacial de arriba, mientras que tsbatsanamama es a su vez fshantşé – la “tierra”-, la primera cobija al segundo, hay una relación íntima de los dos para procrear o multiplicar los seres vivos sobre ella. Es por este camino una forma de entender nuestro mundo, la que está conformada por animales, plantas, minerales y nosotros (el ser humano) ya estamos dentro de este grupo, los del mundo vegetal. Aunque con la mirada de bëtsá y con la espalda de nuestra “madre tierra”, hemos desarrollado la cotidianidad en medio de los dos como el espacio preciso para formar pequeños grupos de interacción íntima, la familia, la que está conformada por batá -“tía”- y por bakó -“tío”-, por bebma -“mamá”- y bebta -“papá”-, por bëtstaitá -“abuelo”- y por bëtsmamä -“abuela”- es decir en su conjunto por shema -“mujer”- y por boyabasá -“hombre”-, en la dualidad de lo masculino y lo femenino se tiene la decisión entonces de conformar katá -“pareja” -, es decir, la alianza entre un hombre y mujer para traer a su hogar uaben -“hija”- y uaftş -“hijo”- y a esta generación se la llama kanÿe buiñe -“hermanos”-, comienza con este grupo la relación y construcción de normas que van ordenadas en el orden de superioridad, no en el sentido de voz de mando, sino a través de la voz de botaman palabr, es decir el consejo con “palabras sabias”, los hijos van encaminados al futuro que construyen sus padres, pero cuando las ideas están siendo cimentadas con un pensamiento y sentimiento negativo, los hijos van también por ese camino, y es ése el motivo del desequilibrio, la desigualdad de ideas y la competencia del uno con el otro hasta formar disputas sin razón.

Por eso la convivencia mutua comenzó a verse rota por las contradicciones entre las ideas de padres e hijos dando origen a la desunión de katá, los hijos se dispersaron y la familiaridad con personas cercanas se fue alejando. Aunque nadie sabe a ciencia cierta cuando surge la idea de crear un momento grandioso para perdonar al culpable, perdonar al otro y perdonarse así mismo, es durante el bëtsknaté, -“día grande”- cuando existe la oportunidad de volver a la familia para reencontrarse con sus familiares, amigos y amistades lejanas; más que una simple visita se recuerdan las dificultades por la cual suscitaron los problemas que dieron origen a la separación de los miembros de la familia, todo eso se olvida en un instante, el diálogo a través de palabras sabias entre el agresor y el agredido terminan reconciliándose con danzas, música, cantos al ritmo del bombo, la flauta, el cascabel, el cacho etc. Ahora esta conmemoración recibe por nombre el “día grande de estar contento”, cada año, el día lunes anterior al miércoles de ceniza, todos los kamëntşá salen para celebrar esta fiesta.

El perdón, no es perdón si las personas implicadas en una falta no logran sonreír, en este caso la conexión con todos los seres vivos del mundo kamëntşá también hacen parte del desequilibrio, la armonía que debería existir crece con dificultades para el nuevo año que comienza, el bëtsknaté es señal para comenzar una nueva vida, de acompañar y cuidar a todos los vegetales que dan fruto para la próxima fiesta, durante un año hay continua relación con tsbatsanamama a través de los espacios propios de subsistencia, el jajañ por un lado brinda todo tipo de ayuda, las enfermedades se curan desde ahí, porque están las plantas medicinales; alivia el hambre porque están los tubérculos, las hortalizas, las verduras y los demás. En otro espacio existe el tjañ, el lugar de todas las especies de árboles, sus partes han dado origen a las partes del cuerpo humano, por eso son hermanos mayores y cuidan el entorno de nuestro hogar, vigilan el territorio, y cuando están viejos se ofrecen para abrigar al cuerpo humano y la casa a través del shinÿak -“fogón”-, pero cuando se exagera el uso inadecuado de los bosques, la “madre tierra” busca su venganza con los derrumbes e inundaciones, y para la pertinente reconciliación se hacen rituales en los sitios donde se cortaron los árboles pidiendo perdón, la forma como se lo demuestra es sembrando nuevos árboles y dándoles su respectiva protección.

Además es importante manifestar que nuestro propio mundo tiene la herramienta para comprender al “otro”, el que pertenece al “viejo mundo”, consiste en hacer práctica del respeto, escuchar lo que dice para luego opinar, pero esto no es únicamente entre los seres humanos, sino también con el entorno físico humanizado, lo que nosotros llamamos como tsbatsanamama; por eso cuando hay dificultades de interacción y la convivencia es de forma desequilibrada recurrimos al perdón, siendo este el camino para buscar nuestra buena vida con nuestra madre tierra, esto implica además la comprensión por el “otro” el que muere y sabe que va para otro mundo y no vuelve.

La reconstrucción por la convivencia entre los kamëntşá consiste en la comprensión de los errores cometidos por el otro, el del propio mundo y del exterior, saber perdonar a lo largo del año, o perdonar en el día grande para vivir en armonía el resto de la vida. Simplemente se busca el equilibrio de las ideas en su confrontación y el común acuerdo entre todos los miembros. Finalmente es un que hacer de la justicia de acuerdo a usos y costumbres en el tiempo y el espacio.

Escrito por:
William Jairo Mavisoy Muchavisoy
Resguardo Indígena Kamëntşá Biyá de Sibundoy – Putumayo (Colombia)
Wjbobontse_29@yahoo.com
Colaborador de Ser Indígena

One Response to “Los Indígenas Kamëntsá del Valle de Sibundoy”

  1. Compañero. Trabajé con los Inganos por 12 años y tengo un Libro sobre «la Mujer Inga» que puedo hacertelo llegar Saludos Ruben darío Guevara C.

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