La historia de la fotografía mapuche del siglo XIX y XX

Un equipo de historiadores, antropólogos y estetas realizaron un estudio sobre fotografías mapuches de fines del siglo XIX y principios del XX. Este análisis permitió descubrir muchos aspectos desconocidos de estas imágenes como la forma en que fueron elaboradas y las intervenciones de los mismos fotógrafos.

El retrato en blanco y negro de una mujer mapuche con su chamall y platería parece un testimonio patente de esta cultura, al igual que la fotografía antigua de un cacique con su poncho y trarilonko. Sin embargo, detrás de ellas hay una historia, una construcción realizada por los fotógrafos que captan esos instantes. En esa historia contenida en las imágenes, quisieron ahondar un grupo de profesionales, entre los que se encuentra Margarita Alvarado, profesora del Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica. Sus palabras traen y recrean los principales momentos de esta investigación.

Esta iniciativa surgió luego de un largo trabajo con el museólogo del Museo Nacional de Historia Natural, Miguel Ángel Azócar, durante el cual recopilaron fotografías y empezaron a notar que muchas fotos se repetían o que no se sabía a quién pertenecían. Se hizo patente la necesidad de descubrir su historia. Además muchas de estas imágenes eran las más clásicas asignadas al pueblo mapuche, tanto en textos de estudio, afiches y objetos alusivos a esta cultura. “Nosotros, en realidad, mostramos un poco cómo estas fotografías han influido en general en la sociedad en la construcción de una imagen de lo mapuche”.

Para realizar la investigación, que se extendió por tres años, obtuvieron un proyecto del Fondecyt. Los resultados se plasmaron en un sitio web y un libro llamado Fotografía Mapuche siglos XIX y XX: Construcción y montaje de un imaginario. De esta manera, sintetizaron un trabajo en el que recabaron cerca de 900 fotografías, obtenidas de archivos nacionales e internacionales, las que fueron analizadas desde distintas perspectivas, entre ellas: su influencia como íconos de la cultura mapuche, las técnicas utilizadas por los fotógrafos, cómo es recibida la fotografía entre los propios mapuches. Toda esta diversidad de corrientes tiene un eje común: el considerar la fotografía como una recreación y no un reflejo fiel de lo real. “En cierta medida nosotros decimos que es una construcción que los fotógrafos hacen, o sea, la fotografía como una expresión de la modernidad, no es la realidad, sino una representación de la realidad”.

En el estudio consideraron principalmente el trabajo de tres fotógrafos: Christian Enrique Valck, Gustavo Milet y Obder Heffer. Eso se debe a que estos artistas son los primeros en realizar una producción visual más sistemática de la cultura mapuche. “Son los fotógrafos más tempranos en captar al mundo mapuche. Y nosotros los llamamos los fundadores porque justamente son como los pioneros de la imagen fotográfica de lo mapuche”. Estos artistas entregan los parámetros y la estética de la denominada fotografía étnica. Este tipo de realización visual, es un género dentro de la fotografía que posee un concepto fundamental: “Se relaciona con la idea de que la imagen contiene un registro de una otredad, de una cultura diferente, de una persona que pertenece a otro pueblo”. Sin embargo, estos realizadores no tenían la intención de hacer este tipo de fotografía, ya que sólo buscaban captar a estas personas diferentes y, posiblemente, incluso con un afán comercial de vender estas fotos.

Dado el carácter de símbolos de la cultura mapuche que se le ha otorgado a muchas de las imágenes analizadas, resulta sumamente interesante los descubrimientos de los investigadores en torno a la construcción de las fotografías que hicieron estos artistas. Existen imágenes tratadas con recortes para conseguir una cierto carácter de testimonio de una cultura, sacando los elementos que no permitan una visión pura; algunos fotógrafos les agregaban objetos a los mapuches, aquellos que creían importantes para testimoniar su pertenencia a un pueblo. Sin embargo, se considera que a pesar de las alteraciones, estas imágenes constituyen un testimonio, pues los mapuches sí estuvieron allí: “Nos permite conocer una cierta realidad, a pesar de esta construcción que hacen los fotógrafos”.

Pero lo más relevante se encuentra en el proceso de recepción de estas imágenes. “Lo interesante es la manera en que estas fotografías se han utilizado, cómo estas fotos han circulado en distintos contextos iconográficos y de esa manera se han cargado de un significado especial”. Y esta significación va a depender del contexto en el cual aparezca: textos especializados, históricos, culturales, turísticos e incluso político-sociales, pues muchas de estas imágenes son tomadas hoy por grupos mapuches para dar cuenta de sus reivindicaciones territoriales y culturales. “Ellos mismos las toman como representación de su cultura, de su identidad. En ese sentido, la fotografía ha adquirido connotaciones que van más allá de la propia fotografía”.

También se vuelve interesante lo que ocurre al mostrar estas imágenes a los mapuches de hoy. Como parte de la investigación, llevaron su trabajo a la zona de Traiguén y del Lago Calafquén, teniendo experiencias muy interesantes en varias escuelas. Se mostraba mucho interés por las imágenes y se producía una cierta identificación. “Cuando uno le muestra estas fotos a los indígenas muchas veces pasa que ellos tienden a ver `Mira este se parece al abuelito tanto o este se parece a tal persona´. Hay un intento de familiaridad con estas imágenes. Se sienten totalmente identificados con lo que ven, no les resulta ajeno”.

Algo que dificulta el poder precisar claramente a los retratados y, por ende, relacionarlos con determinadas familias, es la carencia de una identificación. A diferencia de las fotos de la sociedad local en que aparecen consignados nombres y familias, aquí no hay nada que pueda precisar su origen o su nombre. “En el fondo eso nos podría hacer pensar que los fotógrafos ven a estos fotografiados como representantes de una etnicidad, de una cultura, más que como individuos”.

Algo que destaca de esta investigación la profesora Margarita Alvarado es la reafirmación de la multiplicidad de significados que tiene una imagen. “Buscamos esa idea de abrir ese universo de imágenes a las posibilidades de interpretación y sobre todo de rescatar de los cajones muchas imágenes que estaban sumergidas y que nadie conocía y que hoy día están volcadas en el libro que circula y en el sitio web donde todo el mundo las puede ver, bajar, imprimir. Eso es lo más maravilloso de nuestra investigación”. En torno a esto último, comenta que una vez caminando por el Paseo Ahumada encontró un señor vendiendo las fotos, lo que le pareció fantástico, pues reafirma el sentido de que estas imágenes sean conocidas, pues son un patrimonio de todos. “Es nuestro imaginario, es lo que nos otorga un referente visual de cómo nosotros hemos construido una imagen de lo mapuche”.

A esto se agrega un sentido de humanizar al pueblo mapuche como individuos y sociedad. “Posicionar al mundo mapuche, en su justa medida, como parte de nuestra diversidad cultural con sus grandezas y pequeñeces como cualquier sociedad”.

En estos momentos el equipo se encuentra volcado a una investigación similar con los pueblos fueguinos, en particular por el carácter de extintas que se le ha otorgado, a pesar de que aún existen descendientes de estos pueblos. “Hay pocos, pero quedan y son parte de nuestra sociedad, entonces en este sentido hemos querido abordar esta problemática”.

Sin duda las imágenes del ayer se vuelven presentes cuando son vistas por los ojos de hoy. Y esta investigación se vuelve un testimonio de la contingencia de las fotografías de los pueblos originarios. En ellas hay identidad, hay existencia, hay una historia, la cual es recreada por este equipo de investigadores que al traerla sólo confirman la humanidad antigua y naciente de los pueblos indígenas.

Dirección del sitio web: http://www.uc.cl/proyectos/mapuches/html/frameportada.html

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